DOVER EN SU FIN DE SEMANA STEREO

Hubo una época en España, no tan remota, en que la industria discográfica bebía whisky caro, los artistas no mainstream podían mantenerse con cierta solvencia y alguno incluso lograba pegar el pelotazo y convertirse en todo un fenómeno. ¡Con decirles que hasta se vendían discos! Seguramente el último fenómeno nacional en dar el gran salto fue el de Dover.

 

La banda madrileña liderada por las hermanas Llanos -Cristina y Amparo- pasó de vender 800 copias de su disco de debut ('Sister', 1995) a superar el medio millón con su continuación, un 'Devil came to me'(1997) que ahora han decidido volver a poner en primer plano, con una gira en la que lo interpretan íntegramente y que hará escala en la murciana Sala Stereo. “El diablo vino a mí y dijo: sé lo que necesitas / el diablo vino a mí y dijo: tú solo sígueme” ('Devil came to me'). Dover siempre ha sido una banda interesante y de gran impacto escénico, más allá de la discutible -todas los son- evolución de su carrera. Y lo que lograron con 'Devil came to me' fue el sueño, por una vez hecho realidad, que todo músico ha tenido alguna vez, lo reconozca o no. Ensayas en el local, compones unas canciones, actúas en directo, te tomas unas birras, rebuscas en tus bolsillo para poder pagar el metro y cuando llegas a casa, una pizza y a la cama.

 

Y justo en la fase REM, ¡zas!, aparece la feliz escena: los chicos y chicas enloquecen con tu disco en sus brazos, el estadio -porque el escenario ha crecido hasta convertirse en un 'arena'- es un clamor y las peticiones de autógrafos caen sobre ti cual pétalos de rosa sobre Mena Suvari en 'American beauty'. “Confié en mi mejor amiga, ¿lo recuerdas? / ella era tan joven, y ahora que estamos ardiendo / están asustados, porque está verdaderamente loca” ('Serenade').

 

Tampoco se trató de románticos y literarios pactos con demonios, por más que su exitosísimo álbum se titulase 'El diablo vino a mí' y tanto el grafismo del disco como los textos de sus canciones estuviesen plagados de referencias bíblicas o directamente erébicas. Nada. La clave estuvo en la proporción de los valores. Una parte (generosa) de calidad: notables canciones con la energía del grunge y la capacidad melódica del buen pop, coronada por una de las mejores voces y actitudes escénicas del rock nacional; otra de trabajo: cuando nadie les conocía no dudaban en echarse a la carretera por apenas unas monedas para así ir dándose a conocer e ir adquiriendo el necesario rodaje; una tercera de actitud y credibilidad: reforzada por el hecho de grabar para un pequeño pero prestigioso sello independiente (Subterfuge); y el último pero no menos decisivo ingrediente: la fortuna, esa diosa caprichosa y esquiva, tenía un buen día y decidió izar su pulgar hacia arriba. “Nadie va a hacer que ocurra, chica enferma / Nadie va a hacer nada por ti / ¿No te das cuenta de que este no es tu sitio?” ('Sick girl').

 

El desmesurado éxito de Dover hizo por momentos creíble el espejismo. Pese a la inevitable, pero también desagradable, ruptura con Subterfuge para poder atender las necesidades y la nueva envergadura de la banda, los sellos independientes creyeron poder encontrar su Dover particular. Pero ni Australian Blonde, ni los fugaces Undrop, ni inventos tipo La Rabia del Milenio. El cartero de la fortuna siempre llama dos veces, pero si te pilla una en casa, date por bendecido. Una anécdota simpática. Como no podía ser de otro modo, el disco le hizo ganar premios y nominaciones a un grupo con el que la industria no contaba pero ante el que tuvo que entregarse a la evidencia. Premios Ondas, Premios de la Música, pero también hiriente olvidos como el que fueron objeto en los Premios Amigo y que se acabó saldando con una divertida campaña publicitaria de su compañía que rezaba así: “Si quieres un Amigo, cómprate un perro”.

 

No me quiero extender demasiado porque la trayectoria de Dover es conocida y porque es su disco estrella el que protagoniza su actual gira y, pues, su concierto en Murcia. Todos sus discos han funcionado bien. 'Late at night' (1999) y 'I was dead for 7 weeks in the city of angels' (2001); 'The flame' (2003) y hasta sus polémicos 'Follow the city lights' (2006) -Dover en la pista d baile- y esa cosa medio africana titulada 'I ka kené' (2010). No son pocos los que opinan que molaban más antes. “La luna estaba roja y la noche se hizo mi amiga / pero las estrellas eran malvadas y dijeron: me gustaba como eras” ('Devil came to me').

 

Fuente: MurciaRock

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